Volvió el campeonato de la regularidad y el Real Madrid se dejó los primeros puntos. Fue en Mallorca. En otros tiempos, ese empate (0-0) en el Iberostar Estadio, antiguo Ono Stadi, más antiguo todavía Son Moix (tanto cambio de nombre es un jaleo), no habría sido considerado un mal resultado. No es una plaza fácil aunque el equipo bermellón haya perdido importantes jugadores por la difícil situación que atraviesa en lo enconómico. Pero después de un campeonato en el que el campeón, el Barcelona, sólo dejó de ganar 15 puntos de 114 posibles (el Madrid fue segundo con 96 puntos), parece una temeridad dar a los azulgranas una ventaja nada más empezar. El principal problema para el conjunto blanco es que un año más, y van..., empieza la Liga con el equipo cogido con alfireres, conjuntándose. Los continuos cambios de entrenador, incluso de estilo de juego porque parece que se escogen según esté un técnico de moda o no, con independencia de su ideario futbolístico, los continuos cambios de entrenador, decía, no ayudan a dar estabilidad a un proyecto deportivo. Ahí va a estar la gran tarea de José Mourinho, que además de lograr lo que ningún entrenador ha conseguido desde que Florentino Pérez echase a Vicente del Bosque, esto es, durar al menos dos temporadas, tiene la obligación de ganar algún título. Mourinho dice que él no es un mago como Harry Potter, pero va a tener que sacar más de un conejo de la chistera para cumplir con sus misiones.
El Madrid mereció ganar en Mallorca. No hizo un buen partido, pero tuvo más y mejores ocasiones que el rival. Lo malo es que Cristiano Ronaldo, Higuaín y Benzema estuvieron tan chupones como erráticos de cara al gol. Lo normal habría sido que el partido acabara 0-2 o 1-2. Jugaron mejor los blancos cuando los alemanes Khedira y Özil saltaron al césped, o quizá fue que el partido se rompió y en ese escenario se acentúan las diferencias entre los modestos y los poderosos.
La actuación de los fichajes blancos
Vaya por delante que la primera mitad la escuché en la radio, en mi querida Onda Madrid, y la segunda ya la pude ver en un bar. Por lo oído en la radio, Canales fue de lo mejor del Madrid en el primer tiempo. No me extraña porque el chaval tiene clase, desparpajo y encima está trabajando como el que más, a veces da la impresión de que presiona incluso demasiado. Di María, en cambio, estuvo muy flojo.
Sólo le he visto soltarse de verdad en el Trofeo Santiago Bernabéu, y espero más de este extremo. Por lo menos, que encare. Mourinho debería dejarle en la banda izqierda porque en la derecha se anula él solo. Khedira aportó fuerza en el centro del campo y llegada al área. Casi logra el gol de la victoria. Su compatriota Özil dejó algunos detalles de gran pelotero. Tanto él como Khedira tienen un problema añadido: el de la comunicación. No hablan español y apenas chapurrean algo de inglés, lo que está haciendo un poco más lenta su integración. Carvalho cumplió en la defensa y Pedro León se quedó con las ganas de saltar al césped. Seguramente lo hará ante el Osasuna porque la lesión de Cristiano Ronaldo deja un hueco libre.Un saludo
PD: Por cierto, lo de las lesiones es preocupante en el Madrid. Con la enfermería a rebosar desde la pretemporada, los blancos regresaron de Mallorca con dos lesionados, Cristiano y Lass, los dos por faltas de rivales. La de Cendrós al portugués fue merecedora de amarilla (algunos dicen que de roja, pero me parece excesivo) y el árbitro no sacó cartulina alguna. Mourinho ya ha pedido protección para Cristiano porque recibe mucho, demasiado. Yo coincido con el técnico luso en que las entradas a Cristiano no se castigan de la misma forma que a otros jugadores. Quizá porque es un jugador fuerte y no se duele del golpe como si le hubieran metido un tiro, quizá por su imagen de futbolista arrogante, chulo, pero lo cierto es que las entradas que sufre cuestan menos tarjetas de las debidas.
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