jueves, 29 de abril de 2010

El antifútbol triunfa en el Camp Nou


Con su derrota por 1-0 ante el Barcelona en el Camp Nou, el Inter de Milán regresa a una final de la máxima competición europea de clubes 38 años después de la última. Entonces se llamaba Copa de Europa y ahora Champions League. La clasificación del equipo italiano se produjo en un partido feo aunque muy intenso en el que al final triunfó el antifútbol, en todos los sentidos.

Venció el antifútbol porque pasó a la final un equipo, el Inter, que no chutó a puerta en 90 minutos (un disparo desviado es toda su estadística ofensiva), un conjunto que plantó el autobús delante de su portería y se limitó a dejar pasar el tiempo sin ningún atisbo de sonrojo. José Mourinho dio una vuelta de tuerca al célebre 'catenaccio' y consiguió que jugadores como Samuel Eto'o se olvidaran de buscar el gol y se dedicaran a proteger a su guardameta, Julio César, como si les fuera la vida en ello. La imagen del delantero camerunés actuando como lateral izquierdo lo dice todo. El trabajo defensivo del Inter, todo hay que decirlo, fue muy bueno, y los visitantes anularon al equipo local. Sin embargo, parece una forma muy pobre de llegar a una final de Champions. ¿Éste es el fútbol que propone Mourinho? ¿Éste es su aval para el banquillo del Real Madrid? El entrenador portugués dio una lección de planteamiento táctico defensivo y una lección de cómo desquiciar al rival. Empezó dejando que las gradas vomitasen todo su odio contra él para reducir la pitada a su equipo y cada vez que pudo, calentó los ánimos de jugadores e hinchas rivales. Hasta Pep Guardiola sufrió a Mourinho en sus carnes. La imagen del luso hablando a Guardiola mientras éste daba instrucciones a Ibrahimovic no tiene precio. Pero todo esto no me parece suficiente para entrenar al Real Madrid. Al menos, Manuel Pellegrini busca el espectáculo siempre y no pone a Cristiano Ronaldo a defender pegado al área de Casillas. Mourinho es único e inimitable, pero no me parece el técnico idóneo para relevar al técnico chileno, que espero siga en el banquillo merengue otra temporada por lo menos.

Triunfó el antifútbol porque hasta el Barcelona, un equipo que gusta de jugar al fútbol, se enredó en su ansiedad, se atascó presa de los nervios y la impotencia que poco a poco fue apoderándose de todos. Su fútbol vistoso no apareció y los de Guardiola firmaron un encuentro mediocre. La afición azulgrana, la directiva y los jugadores caldearon tanto el partido que al final se quemaron en una pira funeraria. El anunciado chaparrón ofensivo del Barcelona se quedó, salvo en los minutos finales, en una tenue llovizna. Ibrahimovic ni olió el balón, Leo Messi y Xavi se vieron maniatados entre tantos rivales... De los de arriba, el más incisivo fue Pedrito, pero ayer no tocaba gol milagroso como en tantas otras ocasiones. Tuvo que ser Piqué, un defensa, quien, en fuera de juego, lograse el único tanto del partido. Es curioso que un equipo tan vistoso y moderno (eso dicen) como el Barça acabe creando peligro gracias a la arcaica táctica de subir centrales y ponerlos de delanteros. Es cierto que Bojan logró otro gol y que éste fue anulado por una mano de Touré que sólo vio Frank de Bleeckere, pero lo que dio por un lado el mal árbitro belga lo quitó por el otro.

Salió ganador el antifútbol porque Sergio Busquets logró la expulsión de Thiago Motta simulando una agresión que no existió. El jugador del Inter, que ya tenía una amarilla, cometió el gravísimo error de poner la mano para parar a su rival, y Busquets aprovechó para, al sentir el leve contacto, caer como si le hubiera fulminado un rayo. Las cámaras de televisión captaron la mentira del canterano, que incluso miró disimuladamente para saber si el engaño daba resultado. Lo dio porque De Bleeckere sacó la roja directa. Quizá una amarilla hubiera bastado, y eso también habría supuesto la expulsión de Thiago, pero la acción de Busquets, cada vez más frecuente en los terrenos de juego, fue lamentable. Es curioso, pero el centrocampista del Inter se quejó en la víspera de lo teatreros que eran los futbolistas azulgranas. Si pensaba eso, todavía fue más inepto por facilitar el teatrillo.

Por último, ganó el antifútbol porque el Barcelona demostró que no sabe perder, o al menos ayer no supo. Víctor Valdés agarró por el cuello a Mourinho para impedirle que celebrase el pase a la final con la afición italiana. ¿Acaso no está en su derecho? Guardiola lo hizo el año pasado en Londres y no pasó nada. Corrió la banda y celebró el éxito con sus jugadores como le pedía el cuerpo. El mismo Valdés lleva celebrando dos triunfos en el Bernabéu sin problemas. Peor fue lo de los aspersores para molestar a Mourinho y los suyos en su celebración. Un detalle feo, cutre, y que encima no provoca el sonrojo de Joan Laporta. El presidente del Barcelona, en vez de pedir perdón, se escudó en que los aspersores no habían aguado la fiesta a su rival. Está claro que dolió quedarse fuera de la final del Santiago Bernabéu, pero la grandeza hay que demostrarla en las duras y las maduras, cuando se gana y cuando se pierde.

Un saludo

PD: El otro finalista será el Bayern, que goleó al Lyon (0-3) en Francia y se impuso en la eliminatoria por un 4-0 que no deja lugar a dudas. Los alemanes buscarán su quinto entorchado en Madrid en una final en la que yo no veo un favorito claro.

viernes, 23 de abril de 2010

Semifinales de la Champions en clave madridista


Esta semana se han disputado los partidos de ida de las semifinales de la Champions, y aunque el Real Madrid no participaba porque está empeñado en tropezar una y otra vez con la misma piedra (los malditos octavos de final), se podía hacer una lectura en clave blanca de los dos partidos.

El equipo y la afición madridista miraban con envidia, no hay que negarlo, el Inter de Milán-Barcelona disputado en el Giuseppe Meazza. Un partido tremendo, intenso, entre dos grandes equipos. Para el Madrid, mirando sus propios intereses, es vital que los azulgranas se despisten de la Liga con esta eliminatoria. El cansancio del partido y del largo viaje en autocar podría afectar a los de Pep Guardiola. Este fin de semana se enfrentan en el Camp Nou al Xerez, el colista, un partido asequible salvo que Messi y compañía tengan las piernas pesadas y la cabeza en la dolorosa derrota en Milán, que ha complicado, y mucho, el deseo azulgrana de ganar la Champions en el Santiago Bernabéu. El equipo de Gorosito ha mejorado mucho en las últimas jornadas, pero para puntuar en Barcelona, lo que sería una proeza, necesita que el rival no esté al 100%. Lo más lógico y probable es que pague el pato de la derrota culé en la Champions, pero también podría hurgar en la herida barcelonista y cerrar una semana negra para el hexacampeón.

El Madrid también ponía los ojos en José Mourinho. El entrenador del Inter suena todos los años como candidato al banquillo que ahora ocupa Manuel Pellegrini, y este año con más fuerza si cabe, al menos desde ciertos medios de comunicación. El Inter jugó un gran partido, pero ni los dirigentes ni los aficionados madridistas deben engañarse: el sistema de 'Mou' es soporífero ante los equipos que se cierran atrás, que en el caso del Madrid son la mayoría. Si a Pellegrini le llueven los palos cuando está a un punto del mejor Barça de la historia y ha batido varios récords, no sé qué pasaría con Mourinho y su fútbol arrollador en lo cuantitativo, los resultados, y monótono en lo futbolístico.

El buen partido del interista Sneijder sirve de enlace con la otra eliminatoria, el Bayern-Lyon. En el equipo bávaro destaca Robben, holandés y ex jugador del Madrid como el anterior. Son muchas las voces que ahora dicen que Florentino Pérez se equivocó al venderlos, pero yo no estoy de acuerdo, o no al menos del todo. Sneijder se pasó la temporada pasada lesionado mientras cerraba algunas de las discotecas más famosas de Madrid, algo que, para mí, justifica la venta. Creo que se podrían haber sacado más millones de los 15 finales de la operación, pero no se pueden permitir actitudes como la del centrocampista. En cuanto a Robben, que siempre he dicho que es un jugadorazo, aunque a veces demasiado chupón, este año ha sonado la flauta y no se ha lesionado, pero no sé si habría congeniado con Cristiano Ronaldo e Higuaín a la vez. A ellos también se los acusa de individualistas y al final quizá el Madrid tendría que haber jugado con cuatro balones. Sí creo que los 25 millones en los que se le tasó fueron pocos, y más porque no se trajo a un sustituto para la banda.

De todas formas, si en verano, antes de las no elecciones a la presidencia blanca, me dicen que el Madrid se va a desprender de Robben y Sneijder para traer a Cristiano y Kaká, lo hubiera firmado. Lo malo es que Kaká no está funcionando como se esperaba.

Seguro que muchos madridistas, y el primero Florentino, también observaron con lupa a Ribery. Pues el francés, al que muchos sitúan en la galaxia blanca la próxima campaña, enterró, creo que definitivamente, sus esperanzas de jugar en el Madrid, al menos a corto plazo. Lleva un año con continuas lesiones, pocos goles, demasiadas declaraciones en la prensa dejándose querer por unos y otros y, para acabar de rematarlo, un escándalo sexual con una prostituta con ganas de sacar beneficios económicos de las relaciones con sus clientes más allá de los tradicionales. Silva y Cesc me parecen jugadores mucho más interesantes para el Madrid, tan buenos como el francés y mucho menos conflictivos.

Un saludo

lunes, 19 de abril de 2010

El Madrid aprovecha el tropiezo del Barça y calienta la Liga


Cuando el Barcelona asaltó el Santiago Bernabéu, muchos daban la Liga por finiquitada. Tres puntos de ventaja, cuatro si se cuenta el goal average, debían ser renta suficiente para que el vigente campeón retuviese el título. Sin embargo, dos jornadas después, el horizonte es algo diferente. El Barça empató (0-0) con el Espanyol en un mal encuentro de los de Pep Guardiola, que chutaron dos veces entre los tres palos, y una de ellas, sin querer (el centro de Pedrito que dio en el larguero). En cambio, el Real Madrid venció al Valencia, tercer clasificado, con más claridad de la que indicó el marcador (2-0). Los blancos fallaron numerosas ocasiones, sobre todo en una primera parte magnífica. La diferencia de puntos se ha reducido a uno cuando quedan cinco jornadas por disputarse y está claro que hay Liga.

Ninguno de los dos equipos se puede permitir un pinchazo, ya sea un empate o una derrota. El Barça, porque permitiría al Madrid superarle en la tabla, lo que sería un duro varapalo para los culés, especialmente para los hinchas, que se veían campeones después del triunfo en el Bernabéu. El Madrid, por su parte, tampoco puede fallar porque volvería a dar aire a su rival, que ha fallado demasiado pronto y tiene ahora toda la presión.

El calendario parece favorable para el Madrid, que fuera tiene un partido muy difícil ante un rival complicado, el Mallorca, y otro ante un Zaragoza que puede inquietar porque está muy necesitado de puntos. La salida del Málaga la veo más asequible porque si el Madrid se juega la Liga ahí, en la última jornada, estoy convencido de que no falla. En cambio, el Barcelona tiene una salida menos, pero bastante tiene con visitar los campos del Villarreal y el Sevilla, dos de los equipos más fuertes del campeonato... con permiso de los dos grandes. Ahí pueden dejarse un empate Guardiola y los suyos. En casa, los de Manuel Pellegrini jugarán contra Osasuna y Athletic, dos rivales que suelen dar guerra (los rojiblancos se juegan llegar a la Europa League) mientras que los azulgranas se verán las caras contra los tres últimos de la tabla. Visto así, parece que el Barcelona lo tiene más fácil en casa, pero estos tres equipos han mejorado su promedio de puntos en las últimas jornadas, por lo que la sorpresa es improbable, pero no hay que descartarla.

El calendario perjudica más al actual líder por otra razón, aunque bendita razón. Tiene entre medias los dos partidos de semifinales de la Champions, que pueden distraerle. Ahora mismo, el Barcelona está de camino para jugar con el Inter de Milán metiéndose una paliza de autocar, que aunque sea de lujo, no deja de ser más cansado que un viaje en avión. Habrá que ver lo que distrae la competición europea y el cansancio que le provoca. Mientras, el Madrid preparará cada partido durante una semana y con la motivación del perseguidor, que sufre menos presión. Este domingo veremos si el guión de la Liga da un nuevo volantazo o las cosas siguen igual. Pero lo que está claro es que hay Liga.

Un saludo

PD: El Madrid jugó muy bien ante el Valencia, sobre todo hasta el descanso. Golazo de Higuaín, un Cristiano Ronaldo hipermotivado, buen partido de Guti (¡lástima que este jugador haya sido tan irregular!), Xabi Alonso en su línea como mariscal en el centro del campo... Hasta Marcelo brilló como extremo. El día que jueguen así los partidos grandes de la Champions, con ese desparpajo y esa intensidad, serán un serio candidato al título.

Sexto triunfo consecutivo de Nadal en Montecarlo


Llegó la tierra batida y volvió a aparecer el Rafa Nadal de las grandes ocasiones, el que acaba los torneos hincándole el diente al trofeo. El tenista español conquistó su sexto Masters 1.000 de Montecarlo después de derrotar a un compatriota, Fernando Vesdasco. El 6-0 y 6-1 final con el que Nadal arrolló a Verdasco parece dejar en el recuerdo la larga travesía por el desierto del que fuera número 1 del mundo, que llevaba casi un año sin levantar una copa por culpa de las lesiones. Demasiado para un tenista con su palmarés.

Con este torneo, el sexto que gana de forma consecutiva en Montecarlo (nadie ha ganado un Masters 1.000 tantas veces seguidas), Nadal acumula 37 trofeos. Seis de torneos de Grand Slam (cuatro Roland Garros, un Abierto de australia y un Wimbledon) y 16 de Masters 1.000, los antiguos Masters Series. Sólo el estadounidense Andre Agassi, que logró 17, supera al tenista español en esa estadística.

Nadal ha vuelto y, lo que es más importante, parece que ha tomado la decisión de dosificarse. Ha renunciado al Godó y posiblemente haga lo mismo con el Masters de Madrid. Todavía no se ha librado de sus molestias físicas y prefiere sacrificar torneos para llegar al 100% a Roland Garros. Creo que es una decisión correcta porque no puede seguir 'maltratando' sus rodillas de la manera en que lo venía haciendo hasta el año pasado, jugando todos los torneos como si le fuera la vida en ello.

Un saludo

PD: Verdasco le duró a Nadal apenas hora y media, pero su partidazo en las semifinales ante el serbio Novak Djokovik, actual número dos del mundo (Nadal es el tercero de la ATP) merece un aplauso para el madrileño, que ha comentado, con guasa, que espera ganar en Montecarlo cuando Nadal se canse de hacerlo.

lunes, 12 de abril de 2010

Análisis del último Real Madrid-Barcelona



El clásico del pasado sábado acabó con la victoria justa y clara por 0-2 del Barcelona, que ya es líder en solitario y además con el 'goal average' particular a su favor. Se han vertido ríos de tinta sobre el partido y se ha analizado hasta la saciedad en radios y televisiones, pero yo también quiero aportar mi granito de arena al debate, sobre todo porque creo que en muchos frentes están errando en el análisis de la derrota del Real Madrid y, por ende, en la búsqueda de las soluciones.

Esta temporada ha quedado clara una cosa que explica, por sí sola, la victoria del los de Pep Guardiola en el clásico. El Madrid se empequeñece en los grandes partidos mientras que el Barcelona se agranda. En carácter competitivo, ganan los azulgranas por goleada. Cuando llega un partido importante, a vida o muerte, Messi, Xavi y compañia dan lo mejor de sí mismos, mientras que Cristiano Ronaldo, Higuaín y sus compañeros sacan a pasear su versión más espesa y gris. Encontrar la explicación a esto ya es otro cantar porque parece inexplicable que grandes futbolistas de los dos equipos den un rendimiento tan dispar.

¿Qué le falló al Madrid en el clásico? La pegada. La misma que le había llevado a ganar tantos partidos este año fue la que le faltó en el Santiago Bernabéu en el Día D. Los de Manuel Pellegrini realizaron un partido serio en defensa, con dos errores que les costaron sendos goles (ya hablé en la víspera de la importancia de la concentración), pero este año, pocos equipos pueden decir que dejaron al hexacampeón con un solo disparo a puerta en 45 minutos. Y con cuatro en la hora y media que dura un encuentro de fútbol. Seguramente, el Madrid ha sido el único que ha logrado eso. El Arsenal recibió todos esos disparos en apenas unos minutos, por citar un ejemplo cercano en el tiempo.

El Madrid, más allá de errores puntuales, defendió bien. Sin embargo, lo que no hizo nada bien fue atacar. Faltó fluidez ofensiva (no es la primera vez) y se fue al descanso sin haber probado a Víctor Valdés, en gran parte por su ineficacia al lanzar los contragolpes. Hubo tres jugadas en la primera parte, dos de ellas protagonizadas por Marcelo, que fueron de traca. Contraataques en igualdad de fuerzas que acababan en nada porque el que llevaba la pelota elegía la peor opción. Y en los tres casos fue buscar un pase a un compañero que no estaba mejor colocado en vez de intentar recortar a un defensor y chutar a puerta. Seguro que Marcelo, si se encuentra en la misma situación ante el Almería, regatea a su marcador y dispara. Parecía que el balón quemaba, y no sólo al brasileño. Sólo Cristiano intentaba buscar la jugada individual, aunque con el mismo acierto (nulo). Se ha hablado tanto de chupones en la plantilla blanca que se ha producido el efecto contrario, y tan malo es ser individualista en exceso como no arriesgar nunca en el uno contra uno.

Tanto Pellegrini como Guardiola prepararon el clásico pensando en anular las virtudes del rival. Los dos técnicos contaban con mantener su portería a cero y que sus muchachos aprovechasen alguna oportunidad suelta. Sólo el Barcelona cumplió ese guión hasta el final. Ganó sin el chorreo que he leído por ahí; con suficiencia, eso sí, pero sin alardes. Tener el balón está muy bien, pero si no se le da sentido a la posesión sirve de poco salvo para matar un partido en el que estás por delante en el marcador. El líder tuvo más posesión (lógico), pero como ya he dicho y se ve en el enlace de arriba, disparó cuatro veces a puerta.

Pellegrini no es el único culpable

Ahora, Florentino Pérez debería salir a la palestra y decir que Pellegrini seguirá en el club la próxima temporada pase lo que pase en la Liga, que seguramente será para el Barcelona. El Madrid puede ganar los siete partidos que le quedan, pero dudo que los azulgranas pinchen en dos. Cosas más raras se han visto (la remontada en la segunda Liga de Capello), pero creo que el presidente del Madrid debe ratificar a su entrenador. ¿A quién va a traer? ¿A Rafa Benítez o José Mourinho? Duermen a las ovejas y tampoco garantizan títulos. ¿A Arsene Wenger? Es el único que promete un fútbol vistoso, pero ha ganado con el Arsenal menos que los anteriores, y además exige un poder en la confección de la plantilla que nunca le van a dar. ¿Carlo Ancelloti? Ahora resulta que el Chelsea juega bien al fútbol (otra cosa es que gane). ¿Capello? Sería la tercera vez que viene y, la verdad, en las dos primeras dejó sendas Ligas. Pero su fútbol también es feo.

Lo que tiene que hacer el Madrid, más en concreto Jorge Valdano y Miguel Pardeza, incluso Florentino, es sentarse con Pellegrini y hablar de altas y bajas. El chileno debe tener voz y voto en la configuración de la plantilla. Tan mal no lo puede estar haciendo si el Madrid está batiendo récords de puntos y victorias y sólo está por detrás del mejor Barça de la historia. El proyecto de Florentino necesita estabilidad y un par de retoques para el año que viene, que se pueden pagar con los descartes. Dar otro bandazo en la dirección del equipo no traería nada bueno, y menos observando la lista de futuribles.

Un saludo

PD: Tampoco se puede dejar a Xavi tan suelto porque luego pasa lo que se vio el sábado: dos pases y dos goles. Falló la presión a uno de los dos hombres clave del Barcelona, lo que unido a los despistes con Messi fue letal.

viernes, 9 de abril de 2010

¿Cómo parar a Messi?


Si nos fiamos de todo lo que dicen los periódicos, las radios y las televisiones, la clave del clásico del sábado va a estar en la capacidad o no del Madrid para frenar a Leo Messi. Es indudable que el jugador argentino del Barcelona está en el mejor momento de su carrera, que se le caen los goles de los bolsillos y que parece imparable. Siempre que su equipo lo necesita, aparece y marca, y sus goles son tan variados que se antoja difícil encontrar un antídoto.

¿Debería poner el Madrid un marcaje individual a La Pulga? Yo no soy partidario de esto. Me parece táctica de equipo pequeño cuando juega contra un grande. Y el Madrid no es eso. Además, en el caso del Barça hay tantos futbolistas buenos que centrarse en uno me parece una temeridad. Manuel Pellegrini debería tomar dos decisiones sobre la zaga de cara al clásico del Santiago Bernabéu: la primera, sacar a Marcelo del lateral izquierdo. El brasileño es muy ofensivo y si juega, su parcela del campo va a ser un coladero. Como medio ofensivo vale, incluso como lateral ante equipos medianos o modestos. Pero ya se vio el roto que le hizo Navas en Sevilla, y ponerle con Messi sería lo mismo que pegarse un tiro en un pie. La segunda decisión debe ser sustituir al brasileño por Arbeloa, que ya ha demostrado reiteradas veces que sabe cómo frenar al explosivo jugador argentino. El fútbol no es una ciencia exacta, pero sin duda el español ofrece más garantías que Marcelo en este aspecto.

No todo es tan sencillo como elegir al mejor . Messi tiende a moverse por todo el campo, por lo que todos los defensas del Madrid, así como Xabi Alonso y su acompañante, ya sea Gago o Lass, deben estar pendientes de ofrecerse ayudas unos a otros para frenar al barcelonista. La concentración va a ser clave. Por supuesto, lo más probable es que Messi reciba alguna falta. El fútbol es un deporte de contacto, y es casi imposible parar a un futbolista como el argentino, para mí, el número 1 del mundo en este momento, por delante de Cristiano Ronaldo. Pero no creo que vaya a producirse la caza al hombre que ha denunciado preventivamente Stoitchkov. No está bien ponerse la venda antes de la herida, que a lo mejor luego resulta que Cristiano o Higuaín reciben más patadas y te quedas en fuera de juego. Aunque al búlgaro eso le trae al pairo, que siempre habla desde su "odio al Madrid y a lo blanco". Cualquier día se cambia el color de la piel siguiendo el proceso inverso al del difunto Michael Jackson.

Junto a la concentración, el otro aspecto vital que debe cuidar el Madrid es la intensidad. No puede permitirse momentos de relajación como suele hacer en todos los partidos porque lo pagaría muy caro. Debe presionar de forma agobiante y salir con velocidad. Cristiano y el Pipita Higuaín pueden hacer mucho daño a la zaga del Barcelona. Walcott, del Arsenal, enseñó el camino. Quizá sea imposible quitar el esférico al Barcelona (el Arsenal ni lo olió y es un equipo que suele tener mucha posesión de balón), pero se puede conseguir que lo tenga sobre todo en zonas inofensivas, lejos de la portería de Casillas. Es algo que consiguió el equipo de Pellegrini en la ida en el Camp Nou, de donde mereció volver con un empate. Ése debe ser el gran objetivo. Poner minas al rival, pero al mismo tiempo buscarle las cosquillas en su campo. Al fin y al cabo, Guardiola y los suyos también tienen que preocuparse de los grandes jugadores que tiene el Madrid.

Un saludo

PD: Por cierto, yo no veo al Barcelona tan bien como el año pasado a pesar de sus últimos resultados. Al que veo a un nivel superior, estratosférico, es a Messi, que gana los partidos él solo, pero los de Guardiola acusan el bajón de juego de Iniesta. Los azulgranas juegan bien, eso es indiscutible, pero este año han alcanzado la plenitud con menos frecuencia que en 2009.

jueves, 8 de abril de 2010

Bobby Jones, el genio que modernizó el golf


Ahora que va a empezar el Masters de Augusta de golf, aprovecho para dejar aquí este perfil de Bobby Jones que he realizado para el Master de Periodismo que estoy haciendo. Espero que os guste.

“De todos los grandes atletas, Bobby Jones fue el más cercano a lo que llamamos un gran hombre”. Sabias palabras del golfista y escritor Herbert Warren Wind para describir a Robert Tyre Jones Jr., una leyenda del golf no sólo por lo que consiguió compitiendo, que nadie ha igualado, sino por su forma de ser y de entender este deporte. Sin su influencia, el golf no sería el mismo que conocemos hoy en día.

Bobby Jones nació en Atlanta (EEUU) un 17 de marzo de 1902 ajeno a las hazañas que iba a protagonizar. Fue un niño enfermizo y débil porque hasta los cinco años no pudo comer alimentos sólidos. Su suerte cambió cuando, con seis, su familia se trasladó a una casa de campo cerca del East Lake Country Club. El clima ayudó en su recuperación y el lugar dio un vuelco a su destino. Allí aprendió a jugar al golf de forma autodidacta, observando al jugador escocés profesional Stewart Maiden. Bobby no se quedó en el simple mimetismo de movimientos, sino que su perfeccionismo le llevó más adelante a dominar todos los palos y todos los golpes. Su swing es considerado un estándar 80 años después de su retirada.

Jones tenía un don para el golf. Desde los seis años empezó a ganar torneos ante rivales de su edad o mayores. Más tarde, en 1916, se convirtió en el jugador más joven que disputaba el Campeonato de Estados Unidos Amateur. No lo ganó, pero dejó una gran imagen y se situó en el centro de los focos. La presión del público y su propio carácter competitivo (“el objetivo del golf es batir a alguien y asegurarse de que ese alguien no eres tú”) le iban a jugar una mala pasada durante los siguientes siete años. Cuando las cosas se le torcían sobre el green, cuando caía en un bunker, Bobby mostraba su mal genio, golpeaba sus palos contra los árboles o los arrojaba lejos, a veces, involuntariamente, contra el público. El periodista Grantland Rice dijo que Jones tenía “cara de ángel y el temperamento de un lobo”. Le costó dominar su furia interior y descubrir, como siempre decía después, que “el golf de alta competición se juega principalmente en un campo de cinco pulgadas y media: el espacio que hay entre las orejas”. Antes de vencer a sus demonios, Bobby protagonizó el mayor error de su carrera. En 1921, en el Abierto Británico, abandonó antes de acabar la tercera ronda frustrado por la pésima tarjeta que estaba firmando, que le había alejado del liderato. Las críticas que recibió hubieran sepultado a cualquiera, pero no a él.

Dos años después, Bobby Jones conquistaba su primer grande, el Abierto de Estados Unidos. Fue el pistoletazo de salida a una racha triunfal que iba a durar siete años, los mismos que su travesía por el desierto. Bobby venció en 13 de los 21 torneos que disputó, un porcentaje de éxito bestial (62%) si se tiene en cuenta que siempre se mantuvo fiel al amateurismo. De familia acaudalada y del sur, con lo que ello implica del respeto a las tradiciones, no veía con buenos ojos el dedicarse profesionalmente al golf, a pesar del dinero que movía, y sólo competía durante tres meses al año. Además, participaba casi exclusivamente en los torneos nacionales, los únicos que le motivaban.

El Grand Slam

En 1930, entró en la historia del golf al ganar los cuatro ‘majors’. Ya tenía 9 grandes en su palmarés, que hubieran sido 10 si en una demostración de caballerosidad durante el US Open de 1925 no se hubiera penalizado a sí mismo con dos golpes por mover accidentalmente la bola, aunque nadie vio que se moviera. Ningún otro golfista ha ganado los cuatro grandes en una temporada, ni Jack Nicklaus (18 majors) ni Tiger Woods (14). Bobby logró la victoria primero en el Campeonato Británico Amateur, en el campo de St. Andrews, el mismo en el que se retirara en 1921. Ahora, 15.000 personas le ovacionaron. Después se tomó una semana de vacaciones con su esposa Mary Rice Malone antes de afrontar el Abierto Británico, que también ganó. De regreso a su país, en olor de multitudes, se impuso en el US Open, bajo un calor asfixiante y con algo de fortuna. Muy celebrado fue un golpe suyo que botó en el agua de un lago, o según los espectadores, en un nenúfar. Por último, aguantó la presión y conquistó el Campeonato de Estados Unidos Amateur. 50 marines tuvieron que escoltarlo hasta la sede del club para evitar que le aplastasen sus eufóricos seguidores. Con 28 años, todos pensaban que Jones seguiría jugando al golf, incluso que se haría profesional. No fue así. Un mes después de ganar el Grand Slam, anuncia su retirada para centrarse en su trabajo como abogado en la firma de su padre, al que está muy unido. Como dijo entonces, “mi esposa y mis hijos (tuvo tres) son lo primero, luego mi profesión y luego el golf”.

El Masters

Ya retirado, para alivio de sus grandes rivales, los golfistas profesionales Walter Hagen y Gene Sarazen, que no ganaron ninguno de los torneos nacionales en los que Bobby participó, Jones realizó dos proyectos que lo situaron todavía más arriba en el Olimpo del este deporte. Con la ayuda de Alister Mackenzie, uno de los diseñadores de campos de golf más celebres, creó el Augusta National Golf Club, un magnífico campo en Georgia, al lado de su casa, donde Bobby quiere que se dispute el Abierto de Estados Unidos. Sin embargo, fracasa en su empeño. Entonces, el banquero Clifford Roberts, amigo de Jones y también cofundador del Augusta National, le sugiere crear su propio torneo, al que se accedería por invitación. El Augusta National Invitation nació en 1934, y Bobby Jones jugó para atraer al público, más por divertirse que por competir. Seguiría jugando con ese espíritu hasta que ya no pudo tenerse en pie. Este torneo, que en 1939 pasó a llamarse Masters de Augusta aunque a Bobby le parecía pretencioso, es actualmente uno de los cuatro grandes junto al Brittish Open, el PGA Championship y el US Open.

La otra gran aportación de Bobby al golf, más allá de una docena de vídeos sobre cómo jugar y varios libros e innumerables artículos sobre este deporte, fueron los palos modernos. Rechazó 200 modelos y ayudó a Spalding a crear unos con varilla de acero que sustituyeron a los de madera. También les dio una nomenclatura por números que desplazó a los antiguos nombres escoceses que tenían hasta entonces los palos.

Sólo una extraña enfermedad del sistema nervioso, la siringomielia, le apartó de la práctica del golf. En 1949 le diagnosticaron ese mal, que le producía fuertes dolores en la espalda y el cuello y le obligó a usar, sucesivamente, un bastón, unas muletas y una silla de ruedas. Jones, que había sobrevivido al Desembarco en Normandía durante la II Guerra Mundial, resistió 22 años, pero durante ese tiempo siguió siendo una autoridad en el golf, sobre todo en Augusta. En 1968, tres años antes de morir, acudieron a su casa junto al campo de juego para consultarle si Roberto Di Vicenzo era el ganador aunque había firmado la tarjeta de puntuación que incluía un error en el recuento de golpes que le perjudicaba. Bobby dijo que debía ser penalizado como decían las reglas, y que el ganador era Bob Goalby. Todos aceptaron su veredicto porque era palabra del gran Bobby Jones, y ante eso sólo quedaba decir amén.

jueves, 1 de abril de 2010

El Real Madrid vuelve a ganar al Atlético en el derbi


Un año más, y van..., el Real Madrid derrotó al Atlético (3-2) en el Bernabéu. Se volvió a cumplir lo de que el equipo blanco empieza la Liga con seis puntos, los derivados de los enfrentamientos con su vecino. Da igual que, al contrario que en temporadas anteriores, fueran los rojiblancos los que se adelantaran muy temprano en el marcador. El sino del derbi madrileño es que acabe con la victoria del equipo de Chamartín.

Reyes marcó a los 9 minutos con un disparo con rosca fuera del alcance de Casillas. Según le llegaba el pase de Tiago, ya veía que iba a ser gol. No es el primer tanto similar que veo a Reyes. Por cierto, al marcar, se levantó la camiseta del Atlético y mostró otra con la imagen de su hijo vestido de indio. Gesto que encantaría a los mismos aficionados que le increparon e insultaron en su presentación como futbolista rojiblanco, simplemente por haber cometido el horrible pecado de jugar antes en el eterno rival. En fin...

No me gustó la primera parte del Madrid salvo los últimos cinco minutos, en los que Cristiano Ronaldo tocó a rebato y lideró el típico arreón del equipo local, que a veces se acostumbra a matar los partidos con un rato de inspiración y esfuerzo. Esta vez no fue así, entre otras cosas porque el portugués falló lo infallable, pero le sirvió para meter el miedo en el cuerpo al Atlético, que había hecho una digna primera mitad. Digo digna porque jugó bien 15 minutos, pero luego se fue apagando. Para nada fue tan espectacular como he oído, pero para gustos, los colores.

Entre el arreón final del primer tiempo y la entrada del nervioso y fallón Perea, que nada más salir se ganó una amarilla, se empezaba a mascar la remontada. Y ésta llegó al poco de empezar la segunda parte. Primero golpeó Xabi Alonso, que últimamente se ha acostumbrado a marcar goles en los saques de esquina remachando remates de sus compañeros en el segundo palo. Luego llegó el golazo de Arbeloa. El lateral recibió un pase de 40 ó 50 metros del centrocampista vasco realmente sensacional, y luego mareó a Domínguez y batió a De Gea con la frialdad y la calidad del mismísimo Ronaldo, y ahora hablo del gordito, no del de los 3.000 abdominales. El portugués es un futbolista superlativo, pero a pocos he visto definir ante el portero como al delantero brasileño. Como no podía faltar el gol de Higuaín, que llegó tras un error de Tiago (gran primera parte, mal segundo tiempo porque se quedó sin fuelle, como el resto del equipo), la remontada se consumó y consolidó en un abrir y cerrar de ojos.

Sobraron 20 minutos

El resto del partido fue bastante pobre. El Atlético estaba reventado y apenas inquietaba al Madrid, que se dedicó a contragolpear esporádicamente mientras ahorraba esfuerzos con poco disimulo, salvo Cristiano Ronaldo, obcecado con marcar y que pecó de chupón en muchos lances. Si Xabi no hubiera realizado un penalti estúpido, la única emoción de los últimos 20 minutos habría estado en ver cómo provocaban la tarjeta amarilla el propio Xabi y Sergio Ramos para perderse el partido contra el Racing y poder jugar ante el Barcelona en el clásico que al parecer decidirá la Liga. El defensa recurrió al clásico "ahora saco, ahora no, ahora saco, ahora no", hasta que Undiano Mallenco le amonestó por perder tiempo. El centrocampista se dedicó a repartir leña hasta que el colegiado se vio obligado a cortar su fogosidad con una cartulina. Lo de provocar tarjetas para no perderte un partido clave (Dani Alves hizo lo mismo en el encuentro del Barcelona) me parece lógico. Es una trampa evidente, pero es que los pillos siempre van por delante de las leyes. Ni Pellegrini ni Guardiola podían arriesgarse a perder a sus jugadores para el clásico.